
Descubrir las capacidades de su propio cuerpo
Evidentemente, si nos fijamos en los recién nacidos veremos que los momentos de actividad son pocos y breves, si los comparamos con los momentos de descanso o sueño, que ocupan la mayor parte de su tiempo y que solo se interrumpen por el malestar que provoca la sensación de hambre o por la incomodidad de estar sucio.
El DESCANSO es la forma de compensar el esfuerzo y recuperar el equilibrio físico y psíquico después de la actividad
Durante la infancia hay una evolución en el equilibro actividad-descanso hasta llegar a los ritmos que se mantendrán durante la edad adulta. El cansancio producido por la actividad en los niños se puede superar con una buena alimentación, descanso y sueño. Si se produce un desequilibrio elevado entre el nivel de actividad y el de sueño aparece la fatiga.
Es bastante frecuente que los bebés se despierten durante la noche, ya que cuando nacen, solo cuentan con dos de las cinco fases de sueño que tenemos los adultos. Los recién nacidos solo tienen la fase de sueño profundo y la fase REM. Es por ello que se despiertan con más frecuencia para alimentarse. A los 6 meses aproximadamente, el bebé va estableciendo sus propias rutinas y creando su patrón del sueño.
Los bebés a partir de los 8 meses ya cuentan con todas sus fases del sueño, pero aún les costará dormir como hacemos los adultos. Debes ser paciente, porque esta etapa puede durar hasta los 2 años aproximadamente y aunque con menos frecuencia, pero también pueden tener despertares nocturnos, eso sí, será algo más puntual.
Algo que es muy beneficioso para el bebé y para los papis es practicar el colecho, ya que el bebé conciliará mejor el sueño y mejorará el descanso de toda la familia.
EL DESPERTAR
El patrón del sueño viene definido por la frecuencia y la duración de las horas dormidas. El sueño ocupa la mayor parte del tiempo del recién nacido, entre 18 y 20 horas al día, sin distinguir entre día y noche. Las personas adultas, en cambio, dormimos diariamente unas 7-8 horas seguidas durante la noche. La evolución de un patrón de sueño a otro se produce de forma gradual.
No existe un patrón cerrado en cuanto al número de horas que debe dormir un niño, ya que las necesidades del sueño son personales. Como norma general, se establecen las siguientes orientaciones en cuanto al número de horas de sueño según las edades.

EL EQUILIBRIO VIGILIA-SUEÑO
La actividad y el sueño son necesidades de los niños que la persona adulta debe ayudar a satisfacer aunque, de hecho, se producen de manera natural. En este sentido, es fundamental el papel de la persona adulta para guiar y educar al niño de la manera más natural posible.
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